martes, 18 de febrero de 2014


Soy igual o diferente, pero ante todo, un NIÑO

Carta de un niño a sus padres tras haber suspendido un examen.

Papás, el control que tuve la semana pasada no me ha salido muy bien y lo he suspendido, pero antes de enfadaros…… ¡Esperar, escucharme por favor!

No me gusta que me gritéis, y aunque puedo merecerlo, me hacéis sentirme mal y conseguís todo lo contrario que os pensáis que estáis logrando, “Os respeto menos, y me enseñáis a gritar a mí también”. Aunque no me lo merezca como otras veces, tratarme con cariño, como os gustaría que lo hicieran con vosotros. ¡Sé que me queréis, pero no por ser vuestro hijo habéis de abusar de la confianza! Pensad, que puede que a mí me cueste más que a mis compañeros, pero entenderlo. No quiero que me comparéis con nadie, y menos con mis hermanos. Los cuales todos sabemos que sacan unas grandes notas. No soy peor ni mejor que ninguno de ellos, yo soy yo, vuestro hijo, único. “Por favor, valorarme, ayudarme, creer en mí y…..decírmelo ¡Lo necesito!”. Yo soy el primero que se siente diferente a  los demás, que por mucho que me esfuerzo no logro lo que todos consiguen con muy poco; por ello si hago algo mal, no me preguntéis porqué, ya que a veces ni yo mismo lo sé.  “Es entonces cuando necesito un abrazo y vuestra ayuda”.  Papá, piensas que con tus órdenes y directrices voy a entender el Cómo, Cuándo y Porqué de las cosas. Cuando ni yo sé lo que apenas significan esas palabras. Tratar de comprenderme y ayudarme. No busquéis explicaciones a mis errores, ni queráis excusarlos. Yo los cometo, y aunque a veces no soy consciente de ellos, necesito que les deis la importancia que merecen. “No sé si no te acuerdas o no quieres acordarte pero seguramente tu tuviste los mismos problemas que yo a mi edad”.

Mamá, en esta dificultad que rodea mi día a día en la escuela, acompáñame, pero sobretodo “Deja que me valga por mí mismo”. Haciéndome lo que yo debo de hacer en casa, no me ayudas. Provocas que tenga un obstáculo más. Al que me enfrentaré al llegar a clase al día siguiente y demostrar ante todos mis compañeros que mi trabajo está hecho pero yo no sé hacerlo. “Obligándome a mentir cuando tú eres la primera que me dice que no lo haga”. Sé que lo hacéis porque me queréis, pero eso no quiere decir que no podáis equivocaros. Cuando esto pase, “admitirlo, y mejorar mi opinión de vosotros. Así me enseñareis  también a mí a asumir mis errores”.  Por ello, no me digáis que haga algo que vosotros no hacéis. Sois mi ejemplo y aprenderé y haré siempre lo que vosotros hagáis. Pero nunca haré lo que tú digas y no hagas, porque te guste o no, soy diferente. Olvido lo que me dices y aprendo lo que veo que haces.

 Este tipo de situaciones suelen ocurrir continuamente cuando nosotros los padres, no sabemos cómo afrontar este tipo de situaciones. Nuestro hijo estudia, vemos que se esfuerza pero no llega a los niveles requeridos y exigidos. Ante esto, te proporcionamos unos consejos que pueden ayudarte en el difícil proceso de su educación:

1-    Educa con cariño y recompensa a tu hijo. La mejor forma de hacerlo es mediante la atención, el elogio y el afecto. Actuar con ternura y ser comprensivo no esta reñido con la disciplina. 

2- Sé coherente. Las normas tienen que ser consensuadas entre los padres ,no deben cambiarse una vez establecidas y debemos dar ejemplo.
 
3-    Mantén la rutina. Cuanto más pequeño es el niño, mas importante es mantener la rutina, pero ésta tampoco tiene porque ser rígida.

4-    Pon limites y actúa con disciplina. Los niños tienen que saber que su comportamiento tiene unos límites y éstos sólo se pueden mantener gracias a la disciplina. Pero cuidado con las amenazas, a la larga son contraproducentes. Y para corregir un comportamiento incorrecto, es importante hacerlo en solitario, así evitamos que el niño se sienta humillado y ridiculizado.

5-    Habla con tu hijo. Explícale abiertamente y con claridad cómo quieres que se comporte y hazle comprender las cosas razonablemente.

6-    No pierdas los nervios. Contente y no reacciones exageradamente o con brusquedad al comportamiento de tu hijo. Ten paciencia y no pagues con tus hijos el estrés y la tensión de la jornada diaria. Ellos no tienen la culpa.

7-    Dale responsabilidad. Los niños tienen que enfrentarse a las consecuencias de sus actos, eso reforzará su autoestima y le ayudará a adquirir habilidades sociales.

8-    Relajaos. A pesar de las normas, los limites y la disciplina, es importante crear un clima de armonía, relajación y afectividad en la familia.

9-    Escúchale y dedícale tiempo. Ayúdale a conocer y expresar sus sentimientos e intenta ponerte en su lugar. A veces, solo con escuchar es suficiente. Un hijo necesita que le atiendas en exclusiva, necesita que dialogues con él, que le escuches, que compartas con él sus aficiones y que te vincules a sus motivaciones. Con el tiempo que dedicamos a nuestros hijos, no importa la cantidad sino la calidad.

10- Demuéstrale todos los días tu amor incondicional. Tu hijo debe saber lo muchísimo que le quieres y que siempre vas a estar ahí, incondicionalmente.

 

 

 

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