No importa qué te haya pasado en la
vida o qué genes te hayan tocado; la forma en que usas tus pensamientos, puede
modificar la estructura y anatomía de tu cerebro.
E. Bachrach
Las
últimas investigaciones en neurociencia nos hablan de la gran plasticidad de
nuestra mente. El cerebro humano es lo más parecido a un trozo de plastilina; un
cúmulo de conexiones neuronales totalmente moldeables en función del uso que
hagamos de nuestros pensamientos, emociones y sentimientos.
Está demostrado científicamente que si usamos
más el pensamiento negativo aumenta el riego sanguíneo en el neocórtex derecho.
Si, por el contrario, practicamos más el optimismo, es el neocórtex izquierdo el
que aumenta su funcionamiento. Pero, ¿quién decide qué parte del cerebro
queremos desarrollar más? Única y exclusivamente nosotros.
Es
vital conocer la naturaleza de la mente y ser conscientes de que podemos
elegir, en definitiva, cómo queremos ir por la vida y cómo queremos que lo
hagan nuestros hijos. ¿Cómo? A través del
entrenamiento. Al igual que los músculos del cuerpo humano, el cerebro a base
de práctica, puede aprender una manera
diferente de funcionar.
Quizá
no somos conscientes de lo mucho que influye en los niños la manera de pensar
que tienen los adultos. Muchas veces lanzamos sin darnos cuenta mensajes
negativos sobre cualquier situación que los niños recogen e interiorizan. Si
cambiamos estos mensajes, podremos modificar los pensamientos de
nuestros pequeños:
“Ponte
a estudiar el examen” “Prepara el examen y así podrás demostrar todo
lo que sabes.”
“Otra
vez lloviendo” “Genial, podemos buscar esta tarde el arcoíris”
”Otra
vez un atasco” “Chicos podemos a aprovechar el atasco para contarnos
cosas”
“No
me gusta que te portes mal” “Me
gusta mucho estar contigo cuando te portas bien”
“Me pones nervioso cuando haces….” “Me haces feliz cuando haces….”
“Tienes muchos deberes, date prisa” “Con tantos deberes puedes
enseñarme todo lo que has
aprendido.
” ¿Qué chapucería es esa?” “Si lo intentas más
despacito lo puedes hacer mejor.”
“No está mal” “Estoy
orgulloso de ti.”
"Me preocupo por ti" "Te quiero."
Cada día está lleno de vivencias para poder “entrenar” un pensamiento abierto y positivo que haga “callo” en la mente de nuestros hijos para que su cerebro se vaya modelando hacia una forma de vivir en la que, en lugar de obstáculos, perciban oportunidades.
Transmitamos
a los niños esta manera de pensar que supera lo “gris” de nuestros días para
que aprendan a buscar en cada circunstancia de la vida los colores que tiene.
Ésta es la mejor lección que podemos dejar a nuestros hijos.
Hagamos de los niños personas poderosas mentalmente y alcanzarán más fácilmente la felicidad.
Marta
Albás López
Orientadora
Educación Infantil y Primaria.